A la hora de reformar el hogar, una de las grandes dudas del momento es cómo distribuir la sala de baño del dormitorio: compartiendo espacio o completamente aislado.
Siguiendo las últimas tendencias, éstas apuestan por integrar la sala de baño y dejar a la vista, por lo general, la ducha o bañera y lavabo, escondiendo la zona del inodoro y bidé.
La distribución de toda la vida sigue vigente, dejando el baño completamente aislado. Todo tiene sus pros y sus contras. Antes de meternos en obras, analizamos bien cada una de ellas.
Integrado en el dormitorio
Que todo quede a la vista. Es la intención de la esta nueva tendencia. Un espacio abierto donde muchos optan por instalar la ducha o bañera en mitad de la estancia, otros por situarla detrás de un muro o biombo.
Eso sí, a la hora de situar el inodoro o bidé, mejor en una zona compartimentada manteniendo la privacidad.
Todo depende de los metros de los que se dispongan. Los expertos se decantan por los espacios abiertos en baños pequeños y delimitar zonas más íntimas en salas de baño más grandes.
Ventajas del espacio único
Las ventajas son, sobre todo, una mayor sensación de amplitud, pero también propicia una mayor libertad de movimiento al suprimirse muros o paredes, el confort aumenta y además, la accesibilidad es más cómoda y sencilla. Otra de las ventajas es que podemos disfrutar de momento de relax en esta estancia, por ejemplo, colocando una bañera exenta cerca de la cama.
Separado por muro o tabique
La distribución tradicional sigue teniendo adeptos, bien por cuestiones de espacio, estéticas, de estilo de vida o de intimidad. La sensación de amplitud en esta opción es menor, así como la accesibilidad, sin embargo, existen soluciones a medida para ganar espacio y seguir manteniendo una sala de baño aislada.
Una solución a medida
Una de las opciones para seguir disfrutando de la privacidad sin renunciar al estilo y tendencias es ‘esconder’ la sala de baño detrás de un murete separador, puerta corredera, mueble modular, biombo, estantería o incluso un vestidor.
De esta manera, se prescinde del tabique como tal, que delimita estancias, pero se mantiene el baño como una estancia compartimentada.
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